Cetaganda (на испанском)
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Las cejas de Vorreedi se le crisparon en la frente.
— Lord Vorkosigan… — Pero se interrumpiу, pensу mejor lo que estaba a punto de decir. Meneу la cabeza y se fue.
Ivan entrу un rato despuйs, se echу en el sofб de Miles, puso las botas en el apoyabrazos y suspirу.
— Todavнa estбs aquн? — Miles apagу la comuconsola. Las letras y los dibujos habнan empezado a nublarle la vista-. Pensй que estarнas por ahн, retozando o revolcбndote sobre la paja en un granero o algo asн. Son nuestros ъltimos dos dнas y todo eso… Te has quedado sin invitaciones? — Miles apuntу al techo con el pulgar. Tal vez nos estбn escuchando.
Los labios de Ivan formaron tres palabras. Que se jodan.
— Vorreedi nos puso mбs guardaespaldas. Es imposible ser… espontбneo con tanta gente mirando. — Contemplу el techo con ojos muy fijos y abiertos-. Ademбs tengo miedo hasta del suelo que piso. No fue una reina de Egipto la que trasladaron en una alfombra enrollada? Pienso que podrнa pasar otra vez.
— Claro que sн. — Miles no podнa negarlo-. En realidad, estoy casi seguro de que va a pasar de nuevo.
— Excelente. Recuйrdame que no me ponga muy cerca de ti.
Miles hizo una mueca.
Despuйs de un minuto, Ivan agregу:
— Me aburro.
Miles lo echу de la habitaciуn.
Las Ceremonias de Portal-Canciуn, cuyo nombre completo era Ceremonias para Abrir el Gran Portal con Canciones, no tenнan nada que ver con la apertura de ningъn portal, pero sн con canciones. Un numeroso coro formado por varios cientos de ghem, tanto hombres como mujeres, vestidos de blanco sobre blanco, se situу cerca de la entrada este al Jardнn Celestial. Se trataba de hacer una procesiуn por los cuatro puntos cardinales y terminar en la puerta norte, durante las horas de la tarde. El coro se ponнa de pie para cantar en un
Miles echу una mirada a su pequeсa delegaciуn: йl, Ivan, Vorob'yev y Vorreedi, todos en uniforme de gala negro; ademбs de Mнa Maz, vestida con tanto gusto como en otras ocasiones, impresionante en blanco y negro. Ese dнa, Vorreedi parecнa mбs barrayarйs, mбs oficial y un poco mбs siniestro — Miles tenнa que admitirlo— ahora que no lucнa su ropa civil cetagandana deliberadamente anodina. Maz apoyaba una mano sobre el brazo de Vorob'yev. Cuando empezу la mъsica, se puso de puntillas.
Esto quita el aliento hubiera sido una frase bastante literal: Miles tuvo que abrir la boca un poco y sintiу que se le erizaba el cabello cuando los increнbles sonidos de la mъsica lo baсaron de arriba abajo. — Armonнas y disonancias se persiguieron por la escala con tal precisiуn que el pъblico oнa todas y cada una de las palabras por lo menos cuando las voces no se convertнan en simples vibraciones inarticuladas que parecнan subir por la espina dorsal y resonar en la parte posterior del crбneo como una sucesiуn de emociones puras. Hasta Ivan estaba transfigurado. Miles hubiera querido hacer un comentario, expresar su asombro, pero romper la concentraciуn absoluta que exigнa la mъsica habrнa sido un sacrilegio. Despuйs de unos treinta minutos, la mъsica se detuvo de pronto y el coro se preparу para desplazarse con gracia hacia la siguiente parada, seguido con algo mбs de torpeza por los delegados galбcticos.
Los grupos tomaron diferentes rutas. Guнas ba condujeron a los delegados a una mesa con comida bajo la direcciуn de un mayordomo ghemlord de mirada digna. La idea era que los invitados descansaran un poco y tambiйn que aguardaran hasta que el coro estuviera listo para la siguiente funciуn en la puerta sur. Miles mirу ansiosamente las burbujas de las hautladies, que no acompaсaron a los delegados ni al coro y se alejaron flotando en una tercera direcciуn. Se daba cuenta de que el Jardнn Celestial lo impresionaba cada vez menos. Era posible que alguien diera por sentado ese sitio? No cabнa duda de que los haut ya no se sorprendнan.
— Creo que me estoy acostumbrando a este lugar — le confiу a Ivan, mientras caminaba entre
— Ya — dijo el embajador-. Pero cuando a estos curiosos personajes se les ocurriу soltar a sus mascotas ghemlores para que buscaran propiedades mбs allб de Komarr, murieron cinco millones de los nuestros. Espero que no se le olvide, milord.
— No — dijo Miles, tenso-. jamбs. Pero… ni siquiera usted tiene edad suficiente como para recordar la guerra, seсor. Estoy empezando a preguntarme si alguna vez verй un ataque cetagandano semejante.
— Optimista — murmurу Ivan.
— No, no, me gustarнa explicar lo que quiero decir. Mi madre dice siempre que si un comportamiento recibe recompensa, se repite. Y viceversa. Creo… creo que si los ghemlores no consiguen conquistas territoriales en nuestra generaciуn, tardarбn mucho tiempo en intentarlo de nuevo. Despuйs de todo… los perнodos aislacionistas que siguen a las expansiones son fenуmenos muy conocidos en la historia…
— No sabнa que supieras tanto de ciencias polнticas — dijo Ivan.
Miles se encogiу de hombros.
— Es sуlo una intuiciуn. Si me das un aсo y un departamento, tal vez pueda ofrecerte un anбlisis razonado con grбficos y todo.
— Admito que es difнcil imaginarse a… digamos, lord Yenaro, conquistando algo — aceptу Ivan.
— No es que no fuera capaz de hacerlo, creo yo. Pero cuando se le presentara la oportunidad, serнa demasiado viejo y estarнa demasiado desinteresado. No sй… Claro que cuando termine el perнodo aislacionista este razonamiento perderб validez. Cuando los haut decidan dejar de manipularse a sн mismos, dentro de diez generaciones…, no sй en quй se habrбn convertido. — Y pensбndolo bien, ellos tampoco lo saben. Eso sн que es interesante. Nadie estб a cargo aquн?-. La conquista del universo parece un juego de niсos despuйs de eso… O tal vez… tal vez entonces nadie pueda detener el ataque — agregу con amargura.
— Bonita idea — gruсу Ivan.
Se habнa organizado un delicado desayuno en un pabellуn cercano. Al otro lado esperaban autos de superficie tapizados de blanco para llevar a los enviados dos kilуmetros mбs allб, hasta el Portal del Sur, cuando terminara la comida. Miles tomу una bebida caliente, rechazу con asco una bandeja de dulces — tenнa un nudo en el estуmago— y mirу los movimientos de la multitud ba con ojos de halcуn. Tiene que ser hoy, hoy. Ya no queda tiempo. Vamos, Rian… Y cуmo diablos iba a recibir el informe de Rian con Vorreedi pegado a sus talones como una lapa? El hombre tomaba nota de cada uno de sus gestos. Miles ya se habнa dado cuenta.
El dнa prosiguiу con una repeticiуn del ciclo de mъsica, comida y transporte. Habнa una cantidad de delegados con cara de fatiga despuйs de varias comidas y hasta Ivan habнa dejado de aceptar bocados en un gesto de autodefensa despuйs de la tercera mesa. Cuando llegу el contacto, durante la comida que siguiу a la cuarta y ъltima actuaciуn del coro, Miles apenas se dio cuenta. Estaba charlando con Vorreedi sobre la cocina del distrito Keroslav y preguntбndose cуmo conseguirнa distraerlo y engaсarlo cuando llegara el momento. Habнa llegado a un punto tal de desesperaciуn que incluso consideraba la posibilidad de administrar un vomitivo al embajador Vorob'yev y ponerlo en manos del oficial de protocolo cuando vio por el rabillo del ojo que Ivan hablaba con Ba No Sй Quй en tono grave. No reconociу a la criatura; no era la favorita de Rian porque era joven y tenнa una leve capa de pelo rubio. Las manos de Ivan giraron en el aire con la palma hacia arriba, se encogiу de hombros y siguiу al servidor por el pabellуn, extraсado. Ivan? Para quй diablos quiere a Ivan?