Barrayar (на испанском)
Шрифт:
— He oнdo decir que tiene reputaciуn de progresista secreto.
— No hay nada de secreto en ello. Algunos oficiales superiores Vor le tienen pбnico. Ha intentado que papб y Vortala lo apoyen con esas nuevas normas impositivas.
— No las conozco.
— Es el impuesto imperial directo sobre las herencias.
— ЎDiablos! Bueno, eso no lo afectarнa a йl, їverdad? Los Vorkosigan son pobres como ratas. Que pague Komarr. Para eso lo conquistamos, їno?
— No exactamente, mi querido zopenco. їAlgunos de tus payasos amigos ya han conocido a su adquisiciуn betanesa?
— Son hombres distinguidos, mi querido seсor. No los confundas con tus compaсeros del Servicio.
— No hay ningъn peligro de que ocurra eso. No, en serio. Circulan muchos rumores sobre ella, Vorkosigan y Vorrutyer en Escobar, y la mayorнa son contradictorios. Pensй que mamб podrнa tener mбs informaciуn.
— Se mantiene bastante en la sombra considerando que, segъn dicen, mide tres metros de altura y come cruceros de batalla para desayunar. Prбcticamente nadie la ha visto. Tal vez sea fea.
— Entonces harбn buena pareja. Vorkosigan tampoco es ninguna belleza.
Cordelia, absolutamente divertida, ocultу una sonrisa detrбs de la mano hasta que el comandante dijo:
— Aunque no sй quiйn es ese espбstico de tres patas que lo sigue a todas partes.
— Podrнa haber elegido algo mejor. Menudo mutante. Seguramente, y dado que es el regente, Vorkosigan puede elegir entre lo mejor del Servicio.
Cordelia sintiу tanto dolor ante aquella observaciуn que fue como si hubiera recibido un golpe fнsico. El capitбn lord Vorpatril apenas pareciу notarlo. Lo habнa oнdo, pero permanecнa atento a lo que ocurrнa abajo, donde se pronunciaban los votos. Sorprendentemente, Droushnakovi se ruborizу y volviу la cabeza.
Cordelia se inclinу adelante. Las palabras bullнan en su interior, pero escogiу sуlo unas pocas y las lanzу en su mбs frнo tono de capitana.
— Comandante… Y usted… quienquiera que sea. — Ambos se volvieron hacia ella, sorprendidos por la interrupciуn -. Para su informaciуn, el caballero de quien hablaban es el teniente Koudelka. Y no existe ningъn oficial mejor al servicio de nadie.
Los dos hombres la miraron con irritaciуn y desconcierto.
— Creo que йsta era una conversaciуn privada, seсora — protestу el comandante con rigidez.
— Estoy de acuerdo — replicу ella con la misma rigidez, todavнa furiosa -. Les ruego que me disculpen por escucharla, aunque era inevitable. Pero por esa vergonzosa observaciуn sobre el secretario del almirante Vorkosigan, son ustedes quienes deben disculparse. Ha sido un oprobio al uniforme que ambos visten y al servicio del emperador que ambos comparten. — Cordelia estaba temblando. Tienes una sobredosis de Barrayar. Contrуlate.
Al escuchar sus palabras, Vorpatril se volviу sobresaltado.
— Bueno, bueno — tratу de calmarla -, їquй es…?
El comandante se volviу hacia йl.
— Oh, capitбn Vorpatril, seсor. No lo habнa reconocido. Eh… — Seсalу con impotencia a su atacante pelirroja como diciendo: «їEsta dama le acompaсa? En ese caso, їno puede tenerla bajo control?» -. No hemos sido presentados, seсora — agregу con frialdad.
— No, pero yo no ando por ahн dando la vuelta a las piedras para ver quiйn vive debajo. — De inmediato Cordelia comprendiу que se habнa extralimitado. Con dificultad, logrу controlar su ira. No era el mejor momento para que Vorkosigan se hiciese nuevos enemigos. Vorpatril asumiу su responsabilidad como escolta y comenzу:
— Comandante, usted no sabe quiйn… — No, no nos presente, lord Vorpatril — lo interrumpiу Cordelia -. La situaciуn se volverнa aъn mбs incуmoda para ambos. — Se presionу el entrecejo con el pulgar y el
— Me parece lo correcto — replicу el joven lord. Su hermano tenнa mбs dominio de sн mismo y dijo de mala gana:
— Acepto sus disculpas, seсora. Presumo que el teniente debe de ser un familiar suyo. Le ruego me perdone si pensу que lo insultбbamos.
— Yo tambiйn acepto sus disculpas, comandante. Aunque el teniente Koudelka no es un familiar, sino el segundo de mis mбs queridos… enemigos. — Guardу silencio e intercambiaron una mirada. La de ella fue irуnica; la de йl, de confusiуn -. No obstante, quisiera pedirle un favor. No permita que semejante comentario llegue a oнdos del almirante Vorkosigan. Koudelka fue uno de sus oficiales a bordo del General Vorkraft, y resultу herido mientras lo defendнa durante ese motнn polнtico del aсo pasado. Lo quiere como a un hijo.
El comandante se estaba calmando, aunque Droushnakovi todavнa parecнa alguien que tuviera un sabor desagradable en la boca. Йl esbozу un sonrisa.
— їUsted insinъa que me encontrarнa montando guardia en la isla Kyrill?
їQuй era la isla Kyrill? Un puesto de avanzada, distante y desagradable, al parecer.
— Yo… lo dudo. No creo que utilice su cargo para vengarse por una inquina personal. Pero le causarнa un dolor innecesario.
— Seсora.
El comandante ya estaba completamente confundido con aquella mujer de aspecto sencillo, tan fuera de lugar en aquella galerнa resplandeciente. Dio la vuelta hacia su hermano para observar el espectбculo que se desarrollaba debajo, y todos mantuvieron un tenso silencio durante otros veinte minutos, hasta que las ceremonias se interrumpieron para almorzar.
La gente abandonу la galerнa para reunirse con los de abajo en los pasillos del poder.
Cordelia encontrу a Vorkosigan, con Koudelka a su lado, hablando con el conde Piotr y otro anciano con vestimenta de conde. Despuйs de dejarla allн, Vorpatril desapareciу, y Aral la recibiу con una sonrisa fatigada.
— Querida capitana, їte encuentras bien? Quiero que conozcas al conde Vorhalas. El almirante Rulf Vorhalas era su hermano menor. Dentro de unos momentos tendremos que irnos, ya que debemos almorzar con la princesa y el prнncipe Gregor.