Barrayar (на испанском)
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— Sн, seсor. Lo intentarй, seсor.
En la siguiente vuelta participaba el sargento Bothari, quien derribу a su oponente dos veces en rбpida sucesiуn. El vencido saliу arrastrбndose del cuadrilбtero. Pasaron varias vueltas mбs, y volviу a tocarle el turno a Droushnakovi, esta vez con uno de los hombres de Illyan.
Se trabaron en combate y йl logrу desbaratar todos los intentos de la joven, provocando las burlas de la audiencia. Furiosa, Droushnakovi se distrajo y йl consiguiу que perdiera el equilibrio, provocбndole una caнda limpia.
— їHas visto eso? — gritу Cordelia a Aral -.
— Hum. No figura entre los ocho golpes prohibidos. No podrбs descalificarlo por ello. De todos modos… — Hizo seсas a Koudelka pidiendo un descanso, y llamу a Droushnakovi para decirle unas palabras en voz baja.
— Hemos visto el golpe — murmurу. Ella tenнa los labios apretados y el rostro ruborizado -. Ahora bien, como campeona de mi esposa, en cierto sentido, si te insultan a ti es como si la insultaran a ella. Y un pйsimo precedente, ademбs. Deseo que tu oponente no abandone el cuadrilбtero consciente. Puedes tomarlo como una orden, si lo deseas. Y no te preocupes si tienes que romper algunos huesos — agregу con suavidad.
Droushnakovi regresу al cuadrilбtero con una leve sonrisa en el rostro. Los ojos le brillaban. Respondiу a un amago con una veloz patada en la mandнbula de su oponente, un puсetazo en el vientre y un golpe en las rodillas que lo derribу violentamente sobre la colchoneta. Йl no se levantу. Hubo un silencio algo conmocionado.
— Tenнas razуn — dijo Vorkosigan -. Ella estaba conteniendo sus golpes.
Cordelia sonriу con opgullo y se acomodу en el sillуn.
— Ya te lo decнa.
El siguiente combate en que participу Droushnakovi fue la semifinal, y la suerte quiso que se enfrentara al sargento Bothari.
— Hum — murmurу Cordelia a Vorkosigan -. No estoy segura de la psicodinбmica de esto. їTe parece que serб seguro? Me refiero a los dos, no sуlo a ella. Y no me refiero sуlo a lo fнsico.
— Creo que sн — respondiу йl con la misma suavidad -. La vida al servicio del conde ha sido una rutina tranquila para Bothari. Ha estado tomando su medicaciуn. Creo que se encuentra en buena forma. Ademбs, aquн estб entre amigos. No creo que la tensiуn de luchar con Drou logre desequilibrarlo.
Cordelia asintiу con un gesto, satisfecha, y se acomodу para presenciar la carnicerнa. Droushnakovi parecнa nerviosa.
El comienzo del combate fue lento, pues la joven se dedicу principalmente a mantenerse fuera de alcance. Al volverse para mirarlos, el teniente Koudelka disparу por accidente la funda de su bastуn, y la vaina fue a dar entre los arbustos. Bothari se distrajo un instante, y Drou le dio un golpe bajo y rбpido. Bothari aterrizу con un fuerte impacto, aunque de inmediato volviу a levantarse.
— ЎBuena jugada! — exclamу Cordelia, extasiada. Drou parecнa tan sorprendida como los demбs -. ЎAcaba con йl, Drou!
El teniente Koudelka frunciу el ceсo.
— No fue un movimiento justo, seсora. — Un hombre del conde le devolviу la funda, y Koudelka envainу la espada -. La culpa fue mнa, por distraerlo.
— No dijo lo mismo hace un rato — objetу ella.
— Dйjalo, Cordelia — le dijo Vorkosigan con suavidad.
— ЎPero le estб robando un punto! — replicу ella en un susurro furioso -.
— Sн. Koudelka necesitу seis meses de prбctica en el General Vorkraft para lograr derribarlo.
— Oh. Hum. — Guardу silencio por un instante -. їCelos?
— їNo lo has notado? Ella posee todo lo que йl ha perdido.
— He visto que a veces la trata con bastante brusquedad. Es una pena. Evidentemente ella estб…
Vorkosigan alzу una mano.
— Hablaremos de ello luego. Aquн no.
Cordelia se interrumpiу y asintiу con un gesto.
— Tienes razуn.
El combate continuaba. El sargento Bothari derribу a Droushnakovi dos veces seguidas, y al fin se librу de su oponente final sin demasiado esfuerzo.
Despuйs de que todos los luchadores conferenciaran al otro lado del jardнn, Koudelka cojeу hasta ellos en calidad de emisario.
— Seсor. Nos preguntбbamos si querrнa efectuar un combate con el sargento Bothari a modo de demostraciуn. Ninguno de los muchachos lo ha visto nunca.
Vorkosigan descartу la idea sin mucha convicciуn.
— No estoy en forma, teniente. Y ademбs, їcуmo lo averiguaron? їHan estado contando historias?
Koudelka sonriу.
— Algunas. Creo que asн comprenderнan lo que puede llegar a ser realmente este juego.
— Me temo que serнa un mal ejemplo.
— Yo nunca lo he visto — murmurу Cordelia -. їDe verdad es tan buen espectбculo?
— No lo sй. їTe he ofendido ъltimamente? їVer cуmo Bothari me pulveriza serнa una catarsis para ti?
— Lo serнa para ti — dijo Cordelia, fomentando su evidente deseo de que lo persuadieran -. Me parece que en los ъltimos tiempos has dejado de lado algunas cosas que te gustaban mucho.
— Sн…
Con unos aplausos, йl se levantу y se quitу la chaqueta del uniforme, los zapatos y los anillos. Luego vaciу el contenido de sus bolsillos y subiу al cuadrilбtero para realizar algunos ejercicios de calentamiento.
— Serб mejor que actъe como arbitro, Kou — lo llamу -. Sуlo para evitar que alguien se alarme innecesariamente.
— Sн, seсor. — Koudelka se volviу hacia Cordelia antes de regresar a la arena -. Eh… recuerde que en cuatro aсos de prбctica, nunca se mataron, seсora.
— їPor quй serб que en lugar de tranquilizarme me ha alarmado? De todos modos, Bothari ha peleado en seis combates esta maсana. Tal vez estй cansado.
Los dos hombres se enfrentaron en la lona y se inclinaron con formalidad. Koudelka se apartу rбpidamente del medio. El bullicioso rumor de la audiencia desapareciу y todos los ojos se fijaron en los contrincantes, quienes se estudiaban en un frнo y concentrado silencio. Comenzaron a rodearse lentamente, y de pronto se trabaron en combate. Cordelia no alcanzу a ver quй ocurrнa, pero cuando se separaron, Vorkosigan tenнa una herida en la boca y Bothari estaba doblado sobre el vientre.