Barrayar (на испанском)
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En el siguiente encuentro, Bothari propinу a Vorkosigan un puntapiй en la espalda que lo lanzу por completo fuera del cuadrilбtero. A pesar de tener la respiraciуn entrecortada, el almirante rodу y corriу de regreso a la lona. Los hombres responsables de guardar la vida del regente comenzaron a mirarse entre ellos, preocupados. Cuando volvieron a trabarse cuerpo a cuerpo, Vorkosigan sufriу una violenta caнda y Bothari se lanzу sobre йl para apretarle el cuello. A Cordelia le pareciу ver cуmo se curvaban sus costillas bajo el peso de la rodilla que lo inmovilizaba. Un par de guardias se dispusieron a avanzar, pero Koudelka les hizo una seсa y Vorkosigan, con el rostro enrojecido, golpeу el suelo en seсal de rendiciуn.
— Primer punto para el sargento Bothari — exclamу Koudelka -.
El sargento Bothari se levantу con una leve sonrisa, y Vorkosigan permaneciу sentado en la colchoneta un momento, recuperando el aliento.
— De todos modos me queda uno. Debo obtener el desquite. Estoy en baja forma.
— Se lo dije — murmurу Bothari.
Volvieron a rodearse. Chocaron, se separaron, chocaron otra vez y de pronto Bothari se encontrу efectuando una voltereta espectacular, mientras Vorkosigan rodaba por debajo de йl para cogerle el brazo en una palanca que estuvo a punto de dislocarle el hombro al caer. Bothari luchу unos momentos para librarse de la llave, pero al fin se rindiу. Esta vez fue йl quien permaneciу un minuto en la colchoneta antes de levantarse.
— Es sorprendente — dijo Droushnakovi con los ojos бvidos -. Sobre todo considerando que es mucho menos corpulento.
— Pequeсo pero matуn — respondiу Cordelia, fascinada -. No lo olvides.
El tercer enfrentamiento fue breve. Unos momentos de lucha cuerpo a cuerpo, unos golpes y una caнda conjunta se resolvieron de pronto en una llave de brazo, ejecutada por Bothari. Vorkosigan cometiу la imprudencia de querer soltarse, y Bothari, con rostro inexpresivo, le dislocу el codo con un crujido que oyу todo el pъblico. Vorkosigan aullу y se rindiу. Koudelka volviу a detener a los guardias.
— Colуquelo en su lugar, sargento — gimiу Vorkosigan sentado en el suelo, y apoyando el pie contra su ex capitбn Bothari le dio un fuerte tirуn del brazo -. No debo volver a repetir eso — dijo Vorkosigan, dolorido.
— Al menos esta vez no se lo ha roto — observу Koudelka, tratando de animarlo, y lo ayudу a levantarse asistido por Bothari. Vorkosigan regresу cojeando al sillуn y, con gran cautela, se sentу a los pies de Cordelia. Bothari tambiйn se movнa con dificultad.
— Asн solнamos practicar este deporte… a bordo del General Vorkraft — dijo Vorkosigan con la respiraciуn todavнa agitada.
— Cuбnto esfuerzo — observу Cordelia -. їY cuбntas veces os habйis enfrentado a una verdadera situaciуn de combate cuerpo a cuerpo?
— Muy pocas. Pero cuando se presentу la ocasiуn, ganamos.
El grupo se dispersу murmurando comentarios acerca de lo ocurrido. Cordelia acompaсу a Aral para ayudar en las curas de su codo y su boca. Luego le hizo preparar un baсo caliente y mientras le frotaba la espalda, continuу con el problema personal que le habнa estado preocupando.
— їTe parece que podrнas decirle algo a Koudelka acerca de cуmo trata a Drou? Parece transformarse en otra persona. Ella hace todo lo posible por resultarle agradable, y йl ni siquiera la trata con la misma amabilidad que dispensa a cualquiera de sus hombres. Drou es prбcticamente una camarada oficial, y creo que estб locamente enamorada de йl. їPor quй no lo nota?
— їQuй te hace pensar que no? — preguntу Aral lentamente.
— Su comportamiento, por supuesto. Es una pena. Harнan muy buena pareja. їNo la consideras atractiva?
— Encantadora. Pero claro, como todos saben — aсadiу volviйndose hacia ella con una sonrisa -, a mн me gustan las amazonas altas. No a todos los hombres les ocurre lo mismo. Pero si lo que detecto en tus ojos es un brillo casamentero…
— їQuieres que te disloque el otro codo?
— No, gracias. Habнa olvidado lo doloroso que podнa ser un ejercicio de entrenamiento con Bothari. Ah, eso estб mejor. Un poco mбs abajo…
— Bien, maсana tendrбs unos bonitos cardenales ahн abajo.
— Ya lo sй. Pero antes de que te entusiasmes demasiado con la vida amorosa de Drou, їhas pensado con detenimiento en las lesiones de Koudelka?
— Oh. — Cordelia guardу silencio -. Habнa supuesto que… que sus funciones sexuales habнan sido tan bien reparadas como el resto de su cuerpo.
— O tan mal. Es una zona muy delicada para la cirugнa.
Cordelia frunciу los labios.
— їLo sabes con certeza?
— No. Lo que sн sй es que nunca tocamos el tema en nuestras conversaciones. Jamбs.
— Hum. Quisiera saber cуmo interpretar eso. Suena a un mal presagio. їCrees que podrнas preguntбrselo?
— ЎPor Dios Cordelia, por supuesto que no! Vaya una pregunta para formularle. En particular si la respuesta es «no». Recuerda que tengo que trabajar con йl.
— Bueno, deberй ocuparme de Drou. No me servirб de nada si languidece y muere con el corazуn destrozado. El la ha hecho llorar mбs de una vez. Ella se retira donde cree que nadie podrб verla.
— їAh, sн? Me resulta difнcil imaginarlo.
— Considerбndolo todo, no esperarбs que le diga que йl no merece la pena. їPero realmente siente aversiуn por ella? їO es sуlo defensa propia?
— Buena pregunta… En cuanto a su opiniуn, el otro dнa el chofer hizo una broma acerca de ella, nada demasiado ofensivo, y Kou se mostrу disgustado con йl. No creo que le tenga aversiуn. Pero sн creo que la envidia.
Cordelia abandonу el tema con esa frase ambigua. Deseaba ayudar a la pareja, pero no podнa ofrecer ninguna respuesta al dilema. Era capaz de imaginar soluciones creativas para los problemas prбcticos que podrнan crearse con las lesiones del teniente, pero ofrecerlas serнa una violaciуn al pudor y la reserva de los afectados. Sospechaba que lo ъnico que lograrнa serнa escandalizarlos. Las terapias sexuales parecнan ser algo desconocido allн.
Como verdadera betanesa, siempre habнa considerado que un doble modelo de conducta sexual debнa ser un imposible. Ahora que tenнa cierto contacto con la alta sociedad de Barrayar por las obligaciones de Aral, y al fin comenzaba a comprender cуmo funcionaba. Todo parecнa reducirse a cercenar el libre flujo de la informaciуn ante ciertas personas, seleccionada y aceptada por algъn cуdigo tбcito para todos los presentes con excepciуn de ella. No se podнa mencionar el sexo frente a mujeres solteras o niсos. Al parecer los varones jуvenes estaban exentos de todas las reglas cuando hablaban entre ellos, pero no cuando se encontraba presente una mujer de cualquier edad. Las normas cambiaban de un modo sorprendente con las variaciones en el nivel social de los interlocutores. Y las mujeres casadas, cuando los hombres no estaban presentes, solнan sufrir las transformaciones mбs asombrosas. Habнa temas sobre los cuales se podнa bromear, pero no discutir seriamente. Algunas cuestiones no podнan ser mencionadas jamбs. Ella habнa malogrado mбs de un conversaciуn con una frase que le parecнa banal, y Aral habнa tenido que llevarla aparte para darle una rбpida explicaciуn.