Cetaganda (на испанском)
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— ЎUsted lo tiene! — La voz de ella era un quejido de desesperaciуn.
— Bueno, no lo he traнdo conmigo, claro.
La voz bajу hasta hacerse gutural, desesperada.
— Todavнa lo tiene. Tiene que devolvйrmelo.
— Serб un placer, si me demuestra que es suyo. No puedo afirmar que sea mнo, porque serнa mentir — agregу enseguida.
— Y usted me lo devolverнa… a cambio de nada?
— Por el honor de mi nombre y… yo soy de SegImp. Serнa capaz de casi cualquier cosa a cambio de informaciуn. Si usted satisface mi curiosidad, podemos hacer un trato.
La voz de ella le llegу en un susurro incrйdulo, lleno de terror.
— Quiere usted decir que no… no sabe lo que es?
El silencio se extendiу durante tanto tiempo que
— Ay, mi… ah… Estб empezando ese maldito desfile y se supone que debo estar presente… Milady, cуmo me pongo en contacto con usted?
— No puede hacer eso. — La voz de ella le llegу ahogada, sin aliento-. Yo tambiйn tengo que irme. Enviarй a alguien a buscarlo. — La burbuja blanca se elevу y empezу a alejarse, flotando.
— Dуnde? Cuбndo…? — La mъsica les llegaba cada vez mбs fuerte.
— ЎNo diga nada de todo esto!
Miles consiguiу hacer una reverencia rбpida a lo que tal vez era la espalda de la dama que se alejaba por el jardнn y empezу a cojear lo mбs rбpido que pudo. Tuvo la horrible sensaciуn de que todo el mundo se enterarнa de que llegaba tarde.
Cuando consiguiу llegar a la recepciуn por senderos zigzagueantes, la escena se desarrollaba tan mal como habнa imaginado. Una hilera de personas avanzaba hacia la entrada principal y los edificios en torre. Vorob'yev, en el lugar que correspondнa a la delegaciуn de Barrayar, arrastraba los pies, creando una grieta evidente en la fila y mirando a su alrededor con apremio. Apenas vio a Miles moviу los labios sin pronunciar las palabras: ЎDate prisa, diablos! Miles cojeу con mбs rapidez y le pareciу que todos los ojos de la habitaciуn se posaban sobre йl.
Ivan, con una expresiуn indignada, le entregу la caja en cuanto lo vio en el lugar correspondiente.
— Dуnde diablos has estado todo este tiempo? En el baсo? Te busquй ahн…
— Shhh… Luego te lo cuento. Tuve la cita mбs extra…
Miles luchу con la pesada caja de madera y la colocу en la posiciуn correcta para la ceremonia de presentaciуn de regalos. Avanzу a travйs de un patio con losas de jade y finalmente alcanzу a la delegaciуn que tenнan por delante justo cuando llegaban a la puerta de uno de los edificios con torres altas. Todos entraron en una rotonda llena de ecos. Miles vio algunas burbujas blancas mбs adelante, en la procesiуn, pero no podнa saber si alguna de ellas era su anciana hautlady. La coreografнa del evento exigнa que todos avanzaran en un cнrculo lento alrededor del fйretro, se arrodillaran y dejaran sus regalos formando una espiral en orden de edad/estatus/poder; despuйs, tenнan que salir por las puertas opuestas hacia el Pabellуn del Norte (para los hautlores y los ghemlores) o el Pabellуn del Este (para los embajadores de la galaxia) donde se servirнa un almuerzo fъnebre.
De pronto, la procesiуn se detuvo y empezу a amontonarse en el umbral de arcos anchos. Desde la rotonda, adelante, en lugar de mъsica tranquila y pasos callados empezу a surgir un rumor de conversaciones. Las voces se elevaron en sorpresa aguda, luego otras voces emitieron уrdenes tajantes.
— Quй pasa? — se preguntу Ivбn, estirando el cuello-. Se ha desmayado alguien o quй?
Como Miles no alcanzaba a ver por encima de los hombros del hombre que tenнa adelante, no podнa contestar a esa pregunta. Con una sacudida, la fila empezу a caminar de nuevo y llegу a la rotonda, pero luego se desviу hacia una puerta. Un ghemcomandante estaba de pie en la intersecciуn, dirigiendo el trбnsito con instrucciones en voz baja, instrucciones que repetнa una y otra vez:
— Por favor, conserven sus regalos y sigan hacia el camino exterior y el Pabellуn del Este; por favor, conserven sus presentes y sigan directamente hacia el Pabellуn del Este; volveremos a empezar enseguida; por favor…
En el centro de la rotonda, por encima de las cabezas de la multitud, estaba el gran catafalco de la emperatriz viuda. Los ojos de los extranjeros no tenнan derecho a mirarla ni siquiera muerta. Su fйretro estaba rodeado por una burbuja de campo de fuerza translъcida; lo
Miles no podнa permitirlo. Despuйs de todo, no me pueden asesinar aquн delante de todos, verdad? Arrojу la caja a Ivan y se agachу bajo el codo del ghemoficial que trataba de orientarlos hacia la puerta de la izquierda. Con una sonrisa de compromiso, las manos abiertas y levantadas, se deslizу entre dos de los guardias, que claramente no esperaban un movimiento tan irrespetuoso y trasgresor.
Al otro lado del fйretro, en el lugar reservado para el primer regalo del hautlord de estatus mбs elevado, habнa un cadбver. Tenнa una herida en el cuello. Una gran cantidad de sangre roja y lнquida formaba cнrculos y lagunas sobre el suelo brillante de malaquita verde, humedeciendo el uniforme gris y blanco de criado de palacio. La mano derecha de… del ser aferraba con firmeza un cuchillo enjoyado y afilado. Y sн, era un ser distinto, neutro, ni femenino ni masculino, a pesar de su forma de hombre anciano pero no frбgil… A pesar de que ahora no tenнa pelo, Miles reconociу al intruso del vehivaina. Le pareciу que el corazуn se le detenнa en el pecho.
Alguien acaba de subir las apuestas en este jueguecito.
El ghemoficial de mayor rango de la habitaciуn estaba girando a su alrededor. A pesar de que el maquillaje facial convertнa la expresiуn de ese hombre en una mбscara, tenнa la sonrisa dura, la mirada de quien se ve obligado a mostrarse amable con una persona a quien preferirнa aporrear contra el suelo.
— Lord Vorkosigan, podrнa usted volver a su puesto, por favor?
— Sн, claro, claro… Quiйn era ese pobre tipo?
El ghemcomandante lo azuzу hacia la fila de delegados con movimientos de cabeza — no era tonto y, por supuesto, no lo tocу— y Miles se dejу guiar en la direcciуn correcta. Agradecido, airado y ruborizado, el hombre estaba tan confundido que le contestу sin darse cuenta:
— Es Ba Lura, del mбs alto rango de servidores de la Seсora Celestial. La sirviу durante mбs de sesenta aсos… Por lo visto quiso seguirla y servirla tambiйn en la muerte. Un gesto desmesurado, falto de tacto… hacerlo aquн… — El ghemcomandante llevу a Miles cerca de la lнnea de delegados, detenida otra vez, como para que el largo brazo de Ivan lo alcanzara y lo empujara hacia la lнnea y la puerta con un puсo firme en la mitad de la espalda.
— Quй diablos estб pasando aquн? — siseу con la cabeza inclinada hacia Miles, desde atrбs.
Y dуnde estaba usted cuando ocurriу el asesinato, lord Vorkosigan? Excepto que no parecнa un asesinato, realmente parecнa un suicidio. Un suicidio algo tosco. Y cometido hacнa menos de treinta minutos. Calculу que se habнa producido mientras йl hablaba con la misteriosa burbuja blanca, que tal vez era haut Rian Degtiar, o tal vez no. Cуmo podнa saberlo desde fuera? El corredor parecнa dar vueltas ante sus ojos, pero Miles supuso que eran sуlo imaginaciones suyas.
— No deberнa usted haberse salido de la fila, milord — lo reprendiу Vorob'yev con severidad-. Ah… ha descubierto algo?