Cetaganda (на испанском)
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— Y lo mismo es aplicable a las hautmujeres que sн tienen burbujas… cuando no las llevan?
— No tengo ni idea. No puedo imaginarme a una hautmujer hablando cara a cara con un extranjero.
Miles notу una presencia fantasmal junto a su codo y, tratу de no saltar por el aire. Era ba como-se-llamara, ayudante de Rian Degtiar, que habнa recorrido la habitaciуn sin causar una sola onda de interйs entre los invitados. El corazуn de Miles se acelerу inmediatamente, reacciуn que tratу de disimular con un asentimiento de cabeza.
— Lord Vorkosigan. Mi seсora quiere hablar con usted — — dijo la voz baja y tranquila.
Maz abriу mucho los ojos en un gesto de asombro.
— Gracias, serб un placer — contestу Miles-. Eh… — Mirу a su alrededor buscando al embajador Vorob'yev, que seguнa acorralado por el ghemgeneral. de Rho Ceta. Quй bien. Si no le pedнa permiso, tampoco podrнa negбrselo-. Maz, podrнa usted decirle al embajador que he ido a encontrarme con una dama? Mmm… Tal vez tarde un rato. Vбyanse sin mн. Nos veremos en la embajada si es necesario.
— No creo… — empezу a decir Maz, con muchas dudas, pero Miles ya se alejaba. Le echу una mirada sobre el hombro y le dirigiу un gesto de buen humor mientras seguнa al ba hacia el jardнn.
9
Miles avanzу tras los pasos de su guнa ba, que caminaba con rostro inexpresivo, evitando cualquier comentario gestual sobre los asuntos de su seсora. Anduvieron un rato por los sinuosos senderos del jardнn, rodearon un par de estanques y siguieron exquisitos arroyos artificiales. Miles casi se detuvo con la boca abierta frente a un parque color verde esmeralda poblado por una bandada de pavos reales rojos como rubнes y diminutos como ruiseсores. Mбs adelante, en un lugar soleado sobre una especie de pequeсo risco, Miles vio algo parecido a un gato esfйrico, o tal vez una especie de flores con piel de gato, suave, blanco… sн, eso era un animal; un par de ojos azul turquesa parpadearon una vez, mirбndolo desde la piel blanca, y volvieron a cerrarse en un gesto de absoluta indolencia.
Miles no hizo preguntas, no tratу de entablar una conversaciуn, Tal vez en su viaje anterior al jardнn Celestial, cuando era sуlo uno mбs entre miles de enviados galбcticos, Seguridad Imperial Cetagandana no lo estaba monitoreando, pero ahora las cosas habнan cambiado. Rezу porque Rian tomara las mismas precauciones. Lisbet lo habrнa hecho. Esperaba que Rian hubiera heredado los procedimientos y zonas de seguridad de Lisbet, junto con la Gran Llave y la misiуn genйtica.
Una burbuja blanca esperaba en un claustro medio oculto. Miles vio que su guнa se inclinaba ante ella y se retiraba.
Miles carraspeу.
— Buenas tardes, milady. Deseaba usted verme? Cуmo puedo servirla? — Mantuvo el saludo lo mбs general posible. No sabнa lo que habнa dentro de esa maldita esfera opaca. Podнa ser el ghemcoronel Benin y un filtro de voz… por ejemplo.
Le contestу la voz de Rian o una excelente imitaciуn:
— Lord Vorkosigan. Usted expresу su interйs en asuntos genйticos. Pensй que le gustarнa hacer una visita guiada.
Bien. Entonces, los estaban monitoreando y ella era consciente de aquel extremo. Miles suprimiу la pequeснsima parte de sн mismo que contra toda lуgica habнa estado esperando algo parecido a una cita de amor, y contestу:
— Claro que me gustarнa, milady. Todos los procedimientos mйdicos me interesan. Considero que las correcciones que se efectuaron tras los daсos que sufriу mi cuerpo son extremadamente incompletas. Siempre que visito otras sociedades galбcticas, busco nuevas esperanzas y oportunidades.
Caminу junto a la esfera flotante, tratando de recordar las vueltas y giros de la ruta, los edificios y arcos que atravesaban. Fracasу por completo. Consiguiу hacer algъn que otro comentario oportuno sobre el paisaje para que el silencio no resultara demasiado incуmodo. Cuando llegaron a un edificio blanco, largo, bajo, habнa calculado un kilуmetro de caminata desde la recepciуn del Emperador, pero no en lнnea recta. A pesar del encantador jardнn que lo rodeaba, el edificio tenнa la palabra
Ella lo condujo hasta una oficina espaciosa a travйs de corredores que, sorprendentemente, no tenнan nada de laberнntico. Era la habitaciуn mбs prбctica y menos artнstica que hubiera visto Miles en el jardнn Celestial. Una de las paredes era de cristal y daba a una larga pieza que tenнa mucho mбs en comъn con los bio-laboratorios habituales en el resto de la galaxia que con el jardнn exterior. La forma corresponde a la funciуn, y ese lugar era todo funciуn: todo propуsito, no la artнstica languidez de los pabellones. En ese momento estaba desierto, cerrado, a excepciуn de un servidor que se movнa por los bancos absorto en una tarea meticulosa de orden y limpieza. Pero claro… No habнa contratos haut que aprobar durante el perнodo de luto por la Seсora Celestial, dueсa putativa de ese dominio. Un dibujo de ave decoraba la superficie de una comuconsola y se alzaba sobre varios armarios cerrados con llave. Miles estaba en el centro del Criadero Estrella.
La burbuja se acomodу junto a una pared y se desvaneciу sin un ruido. La haut Rian Degtiar se levantу de la silla-flotante.
Ese dнa tenнa el cabello color йbano sujeto en poblados rizos que le caнan hasta la cintura. Las ropas, de un color blanco impoluto, le llegaban sуlo hasta los tobillos, dos capas simples y cуmodas sobre una malla que la cubrнa desde el cuello hasta los pies, calzados con sandalias blancas. Mбs real, menos etйrea y sin embargo… Miles habнa esperado que una exposiciуn constante a su belleza lo inmunizarнa contra el efecto de confusiуn y mareo que le producнa en la mente. Obviamente, necesitarнa mбs sesiones que las que habнa tenido. Muchas mбs. Muchas. Muchas… Basta. No seas mбs idiota de lo necesario.
— Aquн podemos hablar — dijo ella, se deslizу hacia una silla de escritorio junto a una comuconsola y se acomodу con cuidado. Hasta sus movimientos mбs simples eran como una danza. Hizo un gesto con la cabeza hacia otra silla igual y Miles se acomodу con una sonrisa nerviosa, dolorosamente consciente de que sus botas apenas tocaban el suelo. Rian parecнa tan directa como cerradas las esposas de los ghemgenerales. Acaso el Criadero Estrella era algo asн como un campo de fuerza psicolуgico para ella? O era que consideraba a Miles tan subhumano que no lo interpretaba como amenaza? Lo consideraba tan incapaz para juzgarla como una mascota?
— Con… confнo en sus decisiones — dijo Miles-, pero le parece que traerme aquн no provocarб repercusiones en Seguridad?
Ella se encogiу de hombros.
Si quieren, pueden pedirle al Emperador que me llame la atenciуn.
— Y… no pueden llamarle la atenciуn ellos directamente?
— No
La palabra era dura, real, sуlida. Miles esperaba que ella no fuera demasiado optimista con respecto a su situaciуn. Pero… por la altura de la barbilla, la posiciуn de los hombros, era claro que la haut Rian Degtiar, Doncella del Criadero Estrella, creнa realmente que dentro de esas paredes ella era la emperatriz. Por lo menos durante los prуximos ocho dнas.