Cetaganda (на испанском)
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— Diviйrtase, seсor.
— Tengan cuidado. — El oficial de protocolo hizo un gesto con la cabeza y se alejу despacio, como si no tuviera un destino fijo.
Miles e Ivan siguieron caminando y se detuvieron para admirar unas flores — con raнces— que tenнan aspecto de sentirse menos inseguras sobre su pertenencia al reino vegetal. Miles contaba los minutos mentalmente. Si se separaba de su primo al cabo de unos minutos, se encontrarнa con su contacto justo a tiempo.
— Bueno, bueno, hola, encanto — chillу una voz musical a sus espaldas.
Ivan girу en redondo un segundo antes que Miles. Lady Arvin y lady Benello estaban de pie en el sendero con los brazos enlazados. Se separaron y… a Miles le pareciу que la palabra correcta era fluyeron a ambos lados de Ivan.
— Encanto? — murmurу Miles, divertido.
Ivan le dedicу una mirada furiosa antes de volverse hacia sus conocidas.
— Supimos que estaba usted aquн, lord Ivan — siguiу diciendo la rubia, lady Arvin. La alta lady Benello asintiу y la cascada de sus rizos
— Ah… no tengo planes… — dijo Ivan, con la cabeza siempre en movimiento mientras trataba de dividir su atenciуn en dos mitades exactas.
— Aaahhh — suspirу lady Arviri-. Tal vez entonces acceda a cenar con nosotros, en mi casa.
Lady Benello la interrumpiу.
— O, si no estб de humor para la ciudad, conozco un sitio no muy lejos, un lago. Cada cliente recibe una islita propia y se le sirve un picnic… al aire libre. Es muy, muy privado.
Las dos mujeres sonrieron; se repelнan mutuamente. Ivan tenнa aspecto de presa.
— No sй si sabrй decidir — contemporizу.
— Venga a ver las obras de la hermana de lady Benello mientras lo piensa, lord Ivan — sugiriу lady Arvin, con ecuanimidad.
Su mirada reparу en Miles-. Ah, usted tambiйn, lord Vorkosigan. No estamos prestando la debida atenciуn al huйsped mбs importante, creo yo. Ya hablamos de ese tema, sabe?, y despuйs de discutirlo, llegamos a la conclusiуn de que tal vez tendremos que lamentarlo. — Apretу la mano sobre el brazo de Ivan y girу para dirigir a su compaсera una sonrisa radiante, muy significativa-. Esa podrнa ser la soluciуn del dilema de lord Ivan.
— — En la oscuridad todos los gatos son pardos? — murmurу Miles-. O todos los barrayareses?
Ivan esbozу una mueca: le habнa molestado la referencia a los felinos. Lady Arvin parecнa perpleja, pero Miles tuvo la desagradable sensaciуn de que la pelirroja entendнa la broma. Entendiera o no, se desprendiу de Ivan — el brillo en los ojos de lady Arvin, era una mueca de triunfo?— y se volviу hacia Miles.
— Claro, lord Vorkosigan. Usted sн tiene planes?
— Me temo que sн — dijo Miles con una pena no del todo fingida-. En realidad, tengo que irme en este mismo instante.
— Ahora? Ah, vamos, por lo menos, venga a ver la exposiciуn de mi hermana. — Lady Benello no le dio el brazo pero estaba dispuesta a caminar a su lado aunque eso dejara a su rival en posesiуn temporal de Ivan.
Tiempo. No estarнa mal darle al oficial de protocolo unos minutos mбs para concentrarse en su misiуn. Miles sonriу y dejу que lo arrastraran con el grupo. Lady Arvin abrнa la comitiva, llevando a Ivan como a un prisionero. A la pelirroja le faltaba la delicadeza de porcelana de la haut Rian. Pero, por otra parte, no era tan… imposible. Lo difнcil lo hacemos enseguida. Lo imposible lleva mбs tiempo…
Basta. Estas mujeres estбn usбndonos y tъ lo sabes, muchacho.
Ah. Dios, quiero que me usen, quiero que me usen…
Vamos, vamos, Miles, concйntrate.
Recorrieron el sendero y bajaron un nivel mбs. Lady Arvin girу hacia un pequeсo espacio abierto resguardado por
— Alerta — murmurу Ivan.
— Ya lo he visto — jadeу Miles.
Lord Yenaro, de negro, sonriente, estaba sentado en uno de los pequeсos bancos curvos que enmarcaban el lugar.
— Dуnde estб Veda? — preguntу lady Benello.
— Acaba de salir — dijo Yenaro mientras se levantaba y saludaba a todos.
— Lord Yenaro ayudу un poquito a mi hermana Veda en su trabajo para la exposiciуn confesу lady Benello a Ivan y Miles.
— Ah, sн? — dijo Miles, mirando a su alrededor y preguntбndose dуnde estarнa la trampa esa vez. No la veнa-. Y… de quй se trata esto?
— Ya sй que no tiene un aspecto muy impresionante — dijo lady Benello, a la defensiva-, pero tampoco lo pretende. La gracia esta en el olor. La tela emite un perfume que cambia segъn el humor de quien la lleva. Todavнa me pregunto si no habrнa sido mejor que la mostrara en un vestido completo. — Este ъltimo comentario parecнa dirigido a Yenaro-. Podrнamos hacer que uno de los criados se pusiera de pie aquн y posara todo el dнa.
— Habrнa sido demasiado comercial — objetу Yenaro-. Esto nos darб mayor puntuaciуn.
— Y… mmm, estб vivo? — dijo Ivan, con muchas dudas.
— Las glбndulas del perfume estбn tan vivas como las sudorнparas de su piel, lord Vorpatril — asegurу Yenaro-. Pero tiene usted razуn, esto resulta un poco estбtico. Acйrquese y haremos una demostraciуn de los efectos.
Miles husmeу el aire mientras en su paranoia, que se habнa despertado y lo atenazaba, lleno de terror, trataba de individualizar cada una de las molйculas volбtiles que llegaban a sus fosas nasales. La cъpula de la exposiciуn estaba saturada de perfumes de todo tipo y todos bajaban por la ladera, por no mencionar los perfumes de las ghemladies y los de Yenaro. Pero el brocado parecнa emitir una mezcla agradable de aromas. Ivan hizo caso omiso a la invitaciуn de Yenaro y no se acercу. Aparte de los perfumes, habнa algo mбs, un leve toque, una aspereza untuosa…