DE NAUFRAGIOS Y AMORES LOCOS
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Al otro d'ia coincid'i casualmente con 'el en el ba~no y al verme mirarle de soslayo su aparato me solt'o.
_Unos porque quieren tenerla m'as grande, y a m'i porque me sobra un pedazo.
Ten'ia el rabo m'as largo que jam'as en mi vida vi, nueve pulgadas en reposo, catorce y media parado. Yo no lo med'i, me lo cont'o 'el y por lo que se apreciaba no deb'ia haberse equivocado.
_Compadre, pero a usted hay que cambiarle el apellido, en lugar de Luis Maldonado eres Luis Biendonado.
_ !Ah, no jodas, t'u tambi'en me vas a dar cuero!_ me dijo desconsolado.
_No mi herma, no es cuero. Al'egrese de ser as'i, siempre es mejor que sobre y no que falte, adem'as lo suyo tiene soluci'on.
_ ?Verdad?_ en su rostro se notaba alegr'ia y esperanza._ ?Cu'al es la soluci'on?
_Ponerte un pa~nuelo amarrado en el tronco del rabo como si fuera una arandela.
Tuve que salir de all'i a mill'on porque el muy degenerado me lanz'o no un cubo de agua, sino el mism'isimo cubo por la cabeza, y era de zinc galvanizado.
M'as tarde un sol juliano, tropical'isimo y achicharrador se ensa~n'o en nuestras espaldas juveniles y trasnochadas mientras guataque'abamos unos interminables surcos de ca~na nueva. Con la resaca de la noche anterior y el cansancio del viaje parec'iamos verdaderos zombis, los pesados azadones se levantaban arr'itmicos y cansones, mientras nuestra ilusi'on se centraba en el remoto final del campo, donde un incitador y frondoso mamoncillo esparc'ia una sombra grande y fresca. Luis, Fidel y yo fuimos los primeros en llegar a 'el y a pesar de no haber hecho mucho hincapi'e en cumplir la faena con calidad sent'ia en las manos el escozor de las incipientes ampollas. A las muchachas las hab'ian mandado a unos semilleros distantes de nuestro campo, por lo que nos sent'iamos a'un m'as abandonados y desalentados. Apoyamos las espaldas en el tronco rugoso, a lo lejos los otros sufr'ian a'un bajo el sol.
_Que lo aprovechen bien, porque en Diciembre y Enero cuando los coja el fr'io de la S'oviet van a llorar por un poquito de sol.
El Plomo me mir'o sonriendo.
_Algunos, porque yo voy para Alma At'a y all'a dicen que se mete un calor de m'as de cuarenta grados. Peor que este.
_Entonces vamos a solidarizarnos contigo y nos quedamos aqu'i a la sombra_ sugiri'o Fidel_, y hablando de sombra. Plomo, necesito que me tires un cabo. T'u sabes que estoy puesto de lleno para Olga, pero veo que le han disparado m'as de veinte tipos durante todo el curso y ninguno ha podido sacarle el s'i. T'u eres socito de ella, ponme una piedra compadre, a ver si paso estos d'ias como se merece.
_ ?Qu'e piedra ni un carajo? , b'ajale muela. T'u eres un tipo de jeta f'acil y gracioso. Tienes quince d'ias para ligarla.
_El l'io no son los quince d'ias, yo quiero ligarla ahora y pasar estos d'ias con ella. De verdad que me gusta, la tengo metida entre tarro y tarro. T'irame un cabo, asere.
_ ?T'u le tienes miedo a la ni~na?_ me met'i en la conversaci'on.
_No es miedo, viejo, ella tiene su car'acter y sus resabios y con una buena piedra es mejor.
_N'a, compadre, usted lo que tiene es miedo ?Cu'anto te apuestas a que si yo la enamoro la tumbo?_ empec'e a cuquearlo.
_No me jodas con eso, chico, pero es m'as si de apuestas se trata la cosa, ?nos jugamos una botella de ron a que hoy converso con ella?
_ ?Conversar nada m'as?_ dije esc'eptico_, as'i no tiene gracia.
_ ?Va la botella a que hoy la enamoro?_ se envalenton'o Fidel
_ !Va!_ le respond'i animoso y confiado en que me ganar'ia sin problemas el roncito para pasar la noche.
Y cada uno con el aliciente de la posibilidad de ganarle al otro nos metimos otra vez en el surco antes de que el jefe de brigada llegara hasta nosotros para rega~narnos.
Despu'es de la comida, unos ch'icharos innombrables con arroz blanco y huevos salcochados volvimos a formar los viejos grupos. Bety me acariciaba las ampollas boludas, el Plomo ahora sin Amarilis ten'ia los ca~nones listos para dispararle a cualquiera; Fidel, reci'en incorporado al grupo era una bola de nervios esperando a que Olga saliera del albergue.
_Vamos a duplicar la apuesta_ le dijo Luis_. Si yo, a pesar de mi mala fama me empato con alguna jebita hoy y t'u no logras ligar a Olga, me das dos botellas. Si yo fallo y t'u lo logras entonces yo pongo una y Rey pone la otra ?De acuerdo?
_ !Eh!, ?y yo qu'e gano en todo esto?_ protest'e.
_C'allese la boca, compadre, que nos vamos a empinar dos pomos esta noche a costilla del socio.
_ ?T'u crees? Mira que con tus antecedentes…
_Olv'idese de eso, que aunque sea con Dayana, que ya me aguant'o una vez yo me empato hoy.
_ ?Qui'en es esa Dayana?_ la curiosidad por la mencionada hero'ina me hizo preguntar.
_N'a, una fe'otica ah'i que est'a reguliche de cuerpo, pero de cara lo que se manda es una caricatura. Eso s'i, no s'e si es por el queso que siempre tiene acumulado, pero me aguant'o, es verdad que regateaba y dec'ia toda no, toda no y hasta llor'o su poquito, sin embargo esa vez pude limpiar el tubo.
En esos momentos sal'ia Olga del dormitorio y guardamos de inmediato absoluto silencio. Alta, imponente de cuerpo, dir'ia que hasta bella, con un aire de orgullo que la hac'ia m'as atractiva, la muchacha se acercaba.
_Un buche, Plomo, necesito un buche_ pidi'o Fidel.
_ ?T'u est'as loco? !Ni se te ocurra! Si te siente olor a bebida entonces s'i no la vas a ligar m'as nunca !Con el car'acter que se manda! Tienes que llegarle a pecho limpio !Arriba, que de los cobardes no se ha escrito nada!
Fidel se persign'o burlonamente, pero m'as serio que una tusa y se acerc'o a saludarla. Cuando al rato logr'o llevarla a solas hasta un rinc'on apartado, Luis me hal'o por la mano.
_Vamos con disimulo a o'ir lo que hablan, que este cabr'on es capaz de inventarnos un cuento con tal de no pagar la apuesta.
Nos escurrimos hasta unas arecas cercanas y desde all'i nos echamos todo el play.
_Mira mami…yo te llam'e…porque…_'el nervioso.